viernes, 24 de febrero de 2012

Oración de la presencia de Dios



A cambio de todos nuestros sacrificios, Dios nuestro Señor nos tiene prometida su visión por toda la eternidad. Mientras tanto el premio ya se nos adelanta en la posibilidad de vivir en la presencia de Dios.

Mire, sobre lo que me pregunta de la oración, creo que la respuesta ha de ser que cada uno se deje llevar por el Espíritu Santo, que inspira las almas como quiere (cf. Jn. 3,8). A mí lo que me resulta mejor es esto: mirar a Jesús, tal como es, por tanto con su Humanidad y después mirar como cae sobre El toda la plenitud de la Divinidad, asimismo respecto a Nuestra Santísima Madre. Pero sí que conviene no dejar el aspecto humano, que El tomó justamente para acercarse a nosotros.

Oración de la buena es la que consiste en ponerse por frente a Jesús y María, y no por vía imaginativa, sino por vía de fe. Fijar las potencias allí donde realmente está Dios nuestro Señor y entonces se continúa en su presencia, según El disponga, y ejercitar la fe de manera que nos encontremos bien delante de Dios nuestro Señor.

¡Encuentro tan hermoso el cruzarse de brazos y no hacer nada, sólo mirar el Sagrario, el cielo azul, las imágenes, el Santo Escapulario, y darse cuenta de cómo Jesús y María nos aman, y dilatar el corazón y respirar hondo…!

El Carmelo no puede ofrecer a las almas que El se dan otra cosa que la oración constante. La única queja razonable que podría hacer una alma entrada en el Carmelo es la de no hallar ambiente de oración.

Bartolomé Xiberta, O. Carm., in “Fragmentos Doctrinales”, p. 267-268

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