domingo, 29 de enero de 2012

La presencia de Dios



Recuerde que la vida carmelita, en sustancia, se centra en vivir constantemente en la presencia de Dios. Para actualizar esta continua presencia, la fe nos proporciona excelentes verdades: Dios es inmenso; Dios obra sobre todas las cosas; las tres divinas Personas viven dentro de mi alma estando en gracia; Jesús está corporalmente presente en el Santísimo Sacramento; Nuestra Santísima Madre desde el cielo, si, me mira realmente y me ama y se preocupa de mí…

Recuerde aquel salmo: “¡A dónde iré lejos de tu aliento, a dónde escaparé de tu mirada?” (Sal. 138,7). ¡Encontrar a Dios nos es difícil! En todas las partes lo hallamos. Si hubiésemos de huir, entonces si que nos veríamos con dificultad, y no lo conseguiríamos. Mire, el día que aprendamos a vivir realmente en la presencia de Dios, aquel día empezaremos a ser carmelitas.

“Vive Yahvé, Dios de Israel, en cuya presencia estoy” (ir. 17,1). Lo dijo Nuestro Padre San Elías, y los hemos de decir nosotros, si hemos de ser dignos hijos suyos. Es un grito de alegría, de triunfo, pues si estamos en la presencia de Dios, ¿quién nos podrá dañar? Este lema de nuestro Padre nos es solamente una constatación de que estamos cumpliendo el ejercicio de la presencia de Dio, sino, sobre todo, que Dios está presente en nosotros, Dios con todo lo que El nos aporta, que es todo aquello que es un bien.

Bartolomé Xiberta, O. Carm., in “Fragmentos Doctrinales”, p. 154-155

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