sábado, 14 de enero de 2012

Sólo la humildad nos asegura el auxilio de Dios



Sólo la humildad nos asegura el auxilio de Dios, solamente con ella estamos seguros.

Estemos convencidos: nuestra miseria es nuestra suerte. Si tuviésemos dentro de nosotros fuerzas suficientes, Dios nuestro Señor nos haría caminar por nuestros pies, pero como no podemos, El nos ha de dar la mano.

Cuentan de un niño a quien su padre le preguntó: ¿Qué querrías ser, tú? Y él contestó: Ser niño. Ciertamente cualquier carrera o condición de vida le sería menos agradable que la de depender de sus padre… Y tratándose de Dios nuestro Señor es algo verdaderamente de mucho valor.

El responsorio VII del I Domingo de Cuaresma dice: “Me acongojaría si no supiese tus misericordias”. Este si es lo que nos salva. Dios nuestro Señor nos podría devolver la plena salud espiritual, pero ha preferido darnos la convalecencia, para que no podamos nunca deshacernos de su mano.

Bartolomé Xiberta, O. Carm., in “Fragmentos Doctrinales”, p. 70-71

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