sábado, 31 de diciembre de 2011

La teología de Bartolomé Xiberta VI


Como conclusión de todo, quisiera ofrecer una reflexión final junto con un ruego.

El Papa Benedicto XVI en el discurso durante la inauguración del curso académico en la Universidad Católica del Sagrado Corazón (25 noviembre 2005), decía: “Si toda universidad tiene como misión fundamental la constante búsqueda de la verdad mediante la investigación, la conservación y la comunicación del saber para el bien de la sociedad, una comunidad académica católica se distingue por la inspiración cristiana de las personas y de la comunidad misma, por la luz de la fe que ilumina la reflexión, por la fidelidad al mensaje cristiano tal como lo presenta la Iglesia y por el compromiso institucional al servicio del pueblo de Dios. Por eso, la Universidad Católica es un gran laboratorio en el que, según las diversas disciplinas, se elaboran itinerarios siempre nuevos de investigación en una confrontación estimulante entre fe y razón, orientada a recuperar la síntesis armoniosa lograda por santo Tomás de Aquino y por los otros grandes del pensamiento cristiano, una síntesis contestada, lamentablemente, por importantes corrientes de la filosofía moderna” (cf. Ex Corde Ecclesiae).

Repasando la vida del P. Xiberta he creído entender que él vivió la teología que enseñaba. Es decir, lo que se “cocía” en las clases que daba en la Universidad Gregoriana, en la Regina Mundi, y en otros lugares de investigación, lo acercaba a la vida diaria. Soy testigo que lo acercaba también pastoralmente a nuestras comunidades de monjas, lo desmenuzaba en la enseñanza de la vida consagrada y fraterna en nuestros monasterios. El P. Xiberta supo unir, como en un diábolo, la investigación de laboratorio de la universidad con las necesidades pastorales concretas de la Orden y de las provincias y comunidades, lo que pedíamos y necesitábamos en aquel momento concreto de la historia. El Padre Xiberta era un pastoralista.

Actualmente se busca anunciar el mensaje cristiano con un lenguaje adecuado, y se habla de recuperar una teología mística narrativa, frente a la teología de la argumentación. Una vez más, el P. Xiberta se adelantó a su tiempo. Mejor dicho, como se dejaba llevar por el Espíritu Santo, éste le abrió a una teología siempre actual. Y es así. Mi experiencia me ha enseñado que las monjas más unidas al Señor son las más abiertas en momentos de cambio, hacen gala de una clarividencia dada por el Espíritu Santo y en ningún momento tienen miras estrechas o timoratas. Quizás ustedes pueden compartir también esta experiencia habida entre los frailes y monjas de sus comunidades, entre los laicos, incluso con sus familiares. Pero esto sí, ante el atractivo de la moda o de las novedades del mundo, el P. Xiberta tenía también muy claro que la fidelidad a Cristo plantea unos límites y que el principio que afirmó Jesús de estar en el mundo sin ser del mundo  es fundamental, y posiblemente en nuestros días más difícil de aplicar.

Ahora el ruego. A los frailes, monjas, religiosas, laicos Carmelitas, a todos los estudiosos de la Orden y de la Región Ibérica, les pediría que la investigación de laboratorio que están haciendo sirva para dar las respuestas que en este momento necesitan nuestras provincias, comunidades, y nuestro mundo en general. Vamos un poco a ciegas, pues bien, de la reflexión teológica, eclesiológica, pastoral, escriturística, etc., debería surgir la palabra que nos dé luz en medio de este mundo que reclama una nueva evangelización, unos ánimos renovados para vivir nuestro carisma y transmitirlo. Recogiendo el símil del diábolo veamos cómo se actúa en el mundo de los negocios: En una parte del mismo se halla lo que estudia e investiga la Universidad, digamos nuestros estudiosos, de la otra parte, lo que las escuelas de Profesionales recogen de los estudios de la Universidad, que siempre son ideas abstractas, y les dan forma para aplicarlas a la práctica de las empresas, en medio se unen y dan origen a las ideas concretizadas, a los retos materializados, resueltos según las demandas y a partir de las investigaciones. En Barcelona, existen varias escuelas de Profesionales: ESADE (de los Jesuitas), IESE (del Opus Dei), EADA, Fundación privada que cuenta entre 4000 y 5000 alumnos anuales matriculados.

¿Podemos esperar algo parecido de las investigaciones de laboratorio de nuestros estudiosos en la Orden y de los profesionales de la vida carmelita? ¿Saldrá una nueva escuela que hará luz para afrontar los retos de evangelización que necesitamos?

Madre María Pilar Simón, O. Carm., Ponencia en el Encuentro de la Familia Carmelita 2011

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