Amen mucho a Jesús y a María, pero, más aún, déjense amar por Ellos. Nadie me lo quita de la cabeza que es más importante dejarse amar que amar. Poca cosa es lo que reciben de nosotros y mucho lo que Ellos nos dan.
Como dice Santa Magdalena de Pazzis: Nosotros antes de existir en el mundo, fuimos un pensamiento de la mente divina y un destello de su amor.
Yo creo que cometemos una equivocación garrafal: Nos pensamos que nuestra principal obligación es dar a Dios, y hacer sacrificios y mortificaciones y quien sabe qué más. Pues no, esta es la segunda obligación, porque la primerísima es disfrutar: A Dios nuestro bien le place sobre todo dar; recibir, sólo en segundo lugar.
P. Bartolomé Xiberta, O. Carm., in “Cartas desde el Carmelo” – carta 12
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