sábado, 8 de octubre de 2011

La doctrina espiritual de Bartolomé Xiberta y su actualidad II


El mensaje de este fraile humilde e insigne teólogo sin duda alguna es válido también para el mundo actual, tan desesperanzado y triste como alejado de Dios: “Dios es bueno y nos ama; en Dios está nuestra felicidad”. Si el mundo está sumido en sombras de muerte y desesperación no es porque Dios se haya alejado de él (pues lo sigue amando a pesar de todo), sino porque el mundo se ha alejado de Dios. Si Dios parece que calla es porque el mundo no escucha. “El pensamiento de Dios – dice Bartolomé Xiberta – lleva necesariamente al optimismo. Porque Dios es dichoso en sí mismo, esencialmente, en grado infinito y, por otra parte, es dador de felicidad necesariamente. El sólo puede hacernos dichosos”. Para él, la tristeza y la desesperación es la condición del que no tiene fe.

Qué debemos hacer para corresponder a este amor de Dios? Desde luego corresponder con amor. ¿Cómo? Y aquí está la originalidad de la doctrina de Bartolomé Xiberta: “Para amar dignamente a Jesús hay una cosa más grande (que ofrecer nuestro amor): dejarse amar por El. Esta es la primera cosa de la vida espiritual: dejarse amar. Esta es la verdadera entrada en la oración: darnos cuenta de que Jesús nos ama. Después viene nuestra respuesta. Amen mucho a Jesús y María, pero más aún, déjense amar por Ellos. Es más importante dejarse amar que amar”.

Este dejarse amar no es una actitud meramente pasiva, comporta todo un programa de vida espiritual informado por el amor, la generosidad, la alegría y el fervor en el servicio del Señor. Este es el sentido que tiene para Bartolomé Xiberta la expresión que repite tanto en sus cartas: “Qué Jesús y María nos amen”. No quiere sólo expresar un deseo, sino estimularnos a la generosidad en el servicio de Dios para hacernos menos indignos de este amor.

Pablo M. Casadevall, O. Carm., in “Fragmentos Doctrinales de Bartolomé Xiberta”, p. XIII-XIV

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