En sus anos de exilio en Cataluña (como más tarde en Roma), el P. Bartolomé Xiberta, a su de por sí fatigosa actividad, añadía la preocupación y atención espiritual a los cuatros conventos carmelitas catalanes de clausura, tres de los cuales fueron destruidos durante la guerra.
Visitaba las monjas carmelitas siempre que podía, asistiéndolas espiritualmente y las ayudaba con todos los medios a su alcance. Ellas fueron las que más íntimamente le trataron, y las mejor dispuestas para recibir y asimilar su magisterio espiritual. Cuando al P. Xiberta se le preguntaba acerca de su verdadera devoción hacia las monjas, respondía que eran ellas las que mejor representaban y realizaban el ideal del Carmelo. Escribe a una monja de Jesi (Italia): “Es para mí un motivo de gran consuelo poder dedicar un poco de tiempo de mi ministerio a nuestras Hermanas para fomentar más y más la perfección de la vida Carmelitana en nuestros Carmelos. Por eso, tanto V. C. (Vuestra Caridad), como las demás Hermanas, pueden escribir con toda libertad, persuadidas de que no me roban el tiempo ni es molestia alguna para mí”.
En otra carta añade que si bien es cierto que está muy ocupado, lo primero es promover el bien espiritual de los conventos. Las anima a que le escriban. Aunque puede ser que sus respuestas sean breves, pero lo hará con mucho gusto. Le recomienda a la monja que rece por el Carmelo de Cataluña y especialmente por el Seminario menor, que está en vías de restauración.
Escribiendo desde un pueblecito cercano a Olot, donde daba Ejercicios espirituales a unas monjas, no carmelitas, dice: “¡Cuán atractivo es este trabajo de reflexión sobre las grandes verdades de la vida sobrenatural en compañía de almas consagradas a Dios!” Y esperando dar una tanda de Ejercicios a monjas carmelitas dice que para él son días de “gozo interior”.
Al P. Enrique Esteve le recuerda que las monjas son parte esencial de la Orden y añade: “Creo que no debemos ahorrar ningún esfuerzo para ayudarlas. Mucho me gustaría saber encontrar vocaciones y dotes. Con las cartas y dando Ejercicios espirituales, cuando puedo, es mi manera de hacer algo a su favor”. En otra carta al mismo Padre dice que es un deber de nuestros Padres dar Ejercicios cada año a las monjas. Desea hacerlo así en Cataluña y en la Provincia Arago-Valentina. Confiesa que le causa un gran gozo interior. Si le llaman a Roma piensa hacer lo mismo con las carmelitas italianas.
Bartolomé Xiberta aprovechaba las vacaciones de Navidad y Pascua para visitar los conventos de Italia, mientras que en las de verano visitaba los de España y Portugal. Con frecuencia empalmaba una tanda de Ejercicios espirituales con otra. En el Arxiu P. Xiberta se conservan muchos manuscritos de sus Ejercicios; dos de ello, dados en Barcelona y en Jesi, son completos, puesto que las monjas los taquigrafiaron mientras los predicaba. El P. Joan Colldecarrera, siendo Provincial, publicó, para uso privado, unos Ejercicios del P. Xiberta.
R. Ribera, “El P. Xiberta y la restauración de la Provincia de Cataluña”, in “Cerni Esentia Veritatis. Miscelánea homenaje al P. Xiberta de la región ibérica carmelita”, Barcelona, 1999, p. 84-85.
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